lunes, 14 de noviembre de 2016

Le nom est Maigret. Jules Maigret.


La Cabeza De Un HombreLa Cabeza De Un Hombre by Georges Simenon
My rating: 4 of 5 stars

Así como en la filosofía y en la literatura en general, también en aquella de género los franceses marcan clarísimas diferencias con el resto de Europa y de América. Simenon es un clásico, Maigret es un referente obligado en la novela policial. Se deja leer en unas pocas horas y uno siente que ha invertido provechosamente el tiempo. En "La cabeza de un hombre", Maigret no solo defiende la del condenado a muerte por un delito que, a todas luces, no cometió, sino que además se mete en la cabeza del asesino para desenredar un misterio cuyo final se adivina hacia la mitad de la novela. Lo que desconocemos son las cuitas (y estas no defraudan). Ya sobre Simenon está dicho todo, y también sobre Maigret así que solo he de añadir que, le cojas el libro que le cojas, este no tiene pierde. Aquí hay garantía de que uno se va a refrescar de todos los otros policiales: es efectivo como un capítulo de serie televisiva, no tiene pretensiones literarias muy profundas y tampoco te rompe el coco. Y tiene el plus de ser literatura de la buena. ¿Qué más?


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My rating: 4 of 5 stars
En menos de un año (la primera novela con Maigret de protagonista es de 1931), Simenon hizo suyo el viejo adagio del "menos es más": menos complejidad a la trama le da más tensión a la historia; menos enredos de personajes devienen en psicologías más profundas y a la vez más cotidianas. Así, resulta muy fácil sentirse como en medio no solo de la historia sino también de las ciudades en que transcurre. La del Liberty Bar es, como dice el propio Maigret, una historia de amor y de alcohol, con un muerto y vari@s sospechosos quienes, en su simplicidad, a la vez que en la evidencia de su culpabilidad, hacen mucho más rica la retórica. Y Simenon va, en paralelo, aprendiendo a ponerle sazón poética a su forma de contar las cosas, con sus particulares saltitos de tiempo hacia adelante y su descripción de las atmósferas. Porque el Liberty Bar, columna de todo este edificio devenido en crimen, se puede oler y hasta saborear con solo contarnos quienes en él habitan. La novela se lee en menos de una tarde; motivo más que suficiente para apagar la televisión, desconectarse de Internet y divertirse a la antigua con un (muy) buen libro.



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