miércoles, 4 de enero de 2012

Afrodescendientes: luchando en el siglo XXI

El Año Internacional de los Afrodescendientes (2011) está por finalizar y poco o nada se ha hecho en la política nacional a favor de los derechos de este grupo étnico y cultural. Y ni hablar del absolutamente nulo abordaje mediático sobre este tema. ¿Alguien dijo (nuevamente) discriminación?


Nicomedes Santa Cruz
Tres de diciembre de 1854; en Perú, el entonces presidente Ramón Castilla promulga el decreto de la abolición de la esclavitud (manumisión), dándole la libertad a todos los hombres (fundamentalmente, a los negros).

Dieciséis de noviembre de 2011; casi 160 años después, los participantes del Foro de la Sociedad Civil del Encuentro AFROXXI, emiten la “Carta de Salvador, por la dignidad, los derechos y el desarrollo de las personas, pueblos y comunidades afrodescendientes”, consignando puntos urgentes a ser atendidos por los Estados. Lamentablemente, se trata de los mismos puntos de siempre: racismo, discriminación, pobreza, escaso acceso a la salud y educación.

Hubiese sido genial decir que, desde 1854 hasta 2011, corrió mucha agua bajo el puente y que muchos han sido los avances en materia de derechos humanos para la población afrodescendiente, pero la realidad es otra (mejor dicho, la misma de siempre).

Año internacional 

La Asamblea General de la ONU declaró, mediante Resolución No. 64/169, que 2011 sería el Año Internacional de los Afrodescendientes, enfocando sus esfuerzos en los derechos económicos, sociales, culturales, civiles y políticos.

Susana Baca.
Fotografía de Thierry DesFontains.
D.R. Luaka Bop.
La ONU consagra años internacionales para las poblaciones en situación de desventaja. Lo hizo con los pueblos indígenas… y como en 12 meses no se resuelve problemas enraizados durante siglos (por incapacidad, desconocimiento y falta de voluntad política), tuvo que consagrar para ellos un decenio completo.

Algo parecido sucede con los afrodescendientes. Los Estados no solo no crean ni incorporan políticas públicas que beneficien a la población afrodescendiente sino que ni siquiera dan los primeros pasos en dicha dirección: por ejemplo, no han sido realizados censos poblacionales desagregados por etnias, con un enfoque basado en la diversidad cultural, que ayuden a comprender necesidades específicas para brindar soluciones satisfactorias.

Y esto no es un capricho de las ONG a favor de los derechos humanos de los afrodescendientes; la mismísima Defensoría del Pueblo ha explicado muy bien esta necesidad: “resulta fundamental contar con estadística oficial, actualizada, específica y desglosada, como un paso previo para el diseño e implementación de políticas públicas que mejoren la situación del grupo afroperuano. Para ello se recomienda la inclusión de la población afroperuana en las encuestas y censos que en adelante aplique el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), considerando además, entre otros criterios técnicos, la autodeterminación de las personas que se reconocen como afrodescendientes, el enfoque de género y otras variables que permitan conocer la situación de otros grupos vulnerables, como los niños y adolescentes que integran el colectivo afroperuano” (“Los afrodescendientes en el Perú, una aproximación a su realidad y al ejercicio de sus derechos”, Informe de Adjuntía Nº 003-2011-DP/ADHPD, página 14).

Selección peruana de voley femenino, subcampeona mundial en Perú 1982:
Cecilia del Risco, Cecilia Tait, Raquel Chumpitaz, Gina Torrealva, Aurora Heredia y Denisse Fajardo.

La razón de esta necesidad, señalada por la Defensoría, es la existencia de graves problemas estructurales, como el racismo y la discriminación, que “hacen referencia a la desigualdad social, por la cual los colectivos discriminados no solo tienen menor acceso a las instituciones sociales y económicas de desarrollo y bienestar, sino que, además, cuando lo obtienen, los resultados para ellos son inferiores” (ONU. Grupo de Trabajo de Expertos sobre los Afrodescendientes. Noveno período de sesiones. A/HRC/15/AC.3/).

Según Oswaldo Bilbao Lobatón, Director Ejecutivo del Centro de Desarrollo Étnico (Cedet), si bien el Año Internacional de los Afrodescendientes tendría que haber ayudado a mostrar la realidad de esta población en el ámbito internacional para incentivar la creación de políticas nacionales relevantes, solo algunos países como Bolivia, Brasil, Colombia y Ecuador han dado pasos firmes al respecto.

Hace poco (el 19 de noviembre de 2011), mediante la Declaración de Salvador de Bahía (firmada, entre otros, por nuestra Ministra de Cultura), se recomendó el establecimiento de una “Década de los Afrodescendientes en América Latina y el Caribe” (nuevamente, porque 12 meses no dan tiempo para solucionar siglos de problemas).

Conjunto folclórico Perú Negro


Los invisibles de siempre

En el Perú, según Bilbao Lobatón, “El Estado ni siquiera ha hecho una mención al año internacional”. Es más, en el informe oficial presentado al Comité de la ONU contra el Racismo, “pretendió mostrarse como logros el haber derivado la articulación y análisis de nuestras propuestas al Instituto Nacional de Desarrollo de los Pueblos Andinos, Amazónicos y Afroperuano (Indepa), así como el perdón histórico por parte del entonces presidente Alan García… y no hay que ser muy avispados para darnos cuentas que los gestos, en sí mismos, no son logros”.

Óscar Bilbao
(foto: Apúntate contra el Racismo)
Para Bilbao Lobatón, el problema radica en la poca visibilización que tiene la población afroperuana en la sociedad. Bromeando sobre el tema señala, por ejemplo, que “ni siquiera somos un colectivo problemático para el país; nadie nos ofrece cultivos alternativos para sacar adelante nuestra economía, porque nuestras actividades agrícolas no incluyen el cultivo de la coca, y durante la época del terror no fuimos enemigos ni para gobierno ni para los terroristas; al menos no como comunidad”.

Pero la discriminación y el racismo no son bromas. Están instaurados en nuestra sociedad y se manifiestan en cuestiones como el escaso acceso a la educación y la salud, así como en cifras terribles que indican, por ejemplo, que solo el 1.8% de los afrodescencientes tiene posibilidades de culminar estudios universitarios (por razones básicamente socioeconómicas).

Cifras como estas con proporcionadas en el Perú por el Cedet y otras ONG. Porque, ante la inacción del Estado, es la sociedad civil la que se pone las pilas: presenta informes alternativos ante la ONU, realiza labores de incidencia, organiza a las comunidades, etc.

Y, para terminar, compartimos algunos datos interesantes. Por ejemplo, ¿sabía usted que Chincha no es ni la única ni la más grande comunidad afroperuana? Existen 82 de ellas, desde Tumbes hasta Tacna, y la más grande es Yapatera, que queda en Piura, a 15 minutos de Chulucanas.

¿O sabía usted que, según un estudio de la Enaho (2004), el 35,7% de los afroperuanos vive en situación de pobreza, lo que supera el porcentaje del promedio nacional (34.8%)? ¿Y que apenas el 25% de ellos (en promedio) accede a los servicios de salud cuando se enferman o accidentan? ¿Qué el 13,8% de la población afroperuana escolar no accede a la Educación Básica Regular, que apenas el 50% termina la secundaria y que el 93.8% de los afroperuanos no puede cursar estudios superiores o universitarios? (Fuente: Informe de Adjuntía Nº 003-2011-DP/ADHPD).

Por último… ¿se enteró usted que 2011 fue el Año Internacional de los Afrodescendientes?

Como ve, le queda un largo camino por recorrer a los afrodescendientes para reivindicar sus derechos. Veremos si el decenio iberoamericano es suficientes para subsanar siglos de discriminación, racismo y olvido.


Por Daniel Ágreda Sánchez
Artículo publicado en la edición número 3 de la Revista Siete (del 4 al 10 de diciembre de 2011)

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